Vesna Zeta Mimiça

Gastón Bachelard  (1884/1962)

“Nuestra vida está tan llena que actúa cuando no hacemos nada”.

Hace unos diez años me encontré con la obra de este filósofo, ensayista, poeta y científico.   El primer libro que atrajo mi atención fue “El agua y los sueños”, más tarde continué leyendo sus divagaciones y, me permito decirlo así sin faltarle ni un ápice de respeto, “El aire y los sueños”, “La tierra y la ensoñación de la voluntad”, “la Poética del espacio” y “Poética de la ensoñación”. Todos ellos son una especie de sicoanálisis de los elementos, un imaginario que se refleja en mucho de los procesos de la creación artística.   Esta peculiar forma de filosofar de Bachelard inspira frases que a muchos artistas le sirven, a manera de metáfora, en la presentación de sus obras.  Me di cuenta de esto por primera vez en ARCO 2008,  junto a una escultura de Jaume Plensa.

  Desde entonces me he encontrado muchas veces con citas de la obra de Bachelard y de sus incursiones fenomenológicas, acompañando la obra de artistas, por eso creo que sumergirse en la lectura de su "poética" es tan refrescante para el espíritu de un creador,  como el mar para un cuerpo acalorado.

PENSAMIENTO OBLICUO. el tiempo, todo lo cambia para que todo siga igual. 

Extraido de un hermoso tratado que estoy leyendo, titulado la Anatomía de la Melancolía del inglés Robert Burton.  Publicado en 1621

Caronte, en “Luciano” , según lo imagina con agudeza, fue conducido por Mercurio a un sitio tal en el que pudiera ver todo el mundo de una sola vez;  después de que hubo visto y mirado, Mercurio quiso saber de él qué había observado y este le dijo que había visto una multitud enorme y confusa, cuyas habitaciones eran como toperas, los hombres como hormigas, «podía discernir las ciudades como enjambres de abejas, donde cada abeja tenía un aguijón, y no hacían más que picarse unas a otras, algunas dominando como abejorros más grandes que los demás, algunas como avispas sisonas, otras como zánganos». Sobre sus cabezas revoloteaba una compañía confusa de perturbaciones, esperanza, temor, ira, avaricia, ignorancia, etc., y colgaba una multitud de enfermedades, que todavía arrastraban sobre sus cabezas. Algunos alborotaban, otros luchaban, correteaban, corrían, suplicando solícitamente, disputando cálidamente, por tonterías y fruslerías y ese tipo de futilidades. Sus ciudades y sus provincias son meras facciones: ricos contra pobres, pobres contra ricos, nobles contra artesanos, éstos contra nobles, y así el resto. En conclusión, los condenó a todos como locos, necios, idiotas, burros. «¡Oh necios, oh locos!, exclama, esfuerzos locos, acciones locas, locos, locos, locos. ¡Época frívola!»I')]

¿Cual es el significado de los tules y velos en tus obras?

Es una pregunta que me han hecho muchas veces, y que me ha resultado difícil de responder de lo puro simple que es la respuesta.

Hace unos cuantos años descubrí el velo como soporte para mis creaciones.  Fue un encuentro casual (fotografiaba paisajes a través de las cortinas) o, más bien, causal tendría que decir si quiero ser coherente con mi propio discurso.  

La aportación estética del material y el simbolismo que encierra, lo convirtieron en un elemento idóneo para expresar mis fantasías e inquietudes.   Imágenes que se disuelven en el velo de la ilusión que envuelve el ojo de los mortales, sombras que se proyectan caprichosas sobre las superficies, luces que recorren caminos insospechados. Memorias del pasado y la esperanza de “develar” el futuro.  Todo fue una pura sensación y con ella me apropié “del medio” que uso,  para crear y proyectar imágenes que no son otra cosa que el desafío de descubrir un mundo velado por la razón.

El velo simboliza la imposibilidad de conocer, directamente, las evidencias.  Develar es la tarea de quien observa desde lo más profundo de si mismo.